Como se observó en el escrito anterior, el aprendizaje es un concepto que encierra muchos rasgos, desde los conocimientos que ya poseen los estudiantes, como los nuevos saberes que va construyendo, a través de la interacción con sus pares o maestros, así como el trabajar colaborativa y situadamente.
En estos tiempos, la sociedad exige a la escuela, personas capaces de desenvolverse en la vida, fuera de las aulas y dentro de su realidad inmediata, lo cual se logra al desarrollar personas competentes, a partir de aprendizajes significativos y situados en la realidad. No confundamos el término de competente en sentido de operatividad únicamente, pues va más allá de solo lo laboral.
Dado que el aprendizaje debe ser significativo y situado, pero no a un espacio físico, sino a los intereses de los estudiantes y a sus posibilidades, no debe ni puede ser observado y medido con base en unas simples preguntas considerando ciertos contenidos. Debemos evaluar los aprendizajes con instrumentos bien definidos, que cumplan con los propósitos enunciados al inicio del trabajo y considerando las rúbricas de evaluación, la cuales estarán enriquecidas con los rasgos deseables de logro de los alumnos.
Como considerar medir el aprendizaje con preguntas, si todo aprendizaje y conocimiento es en la acción donde toma un sentido singular y propio para cada estudiante, no solamente saberes y saber hacerlo, sino también para qué y con quienes. Ya que como señala Delors, "La educación a lo largo de la vida se basa en cuatro pilares: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos, aprender a ser".
De moda está ahora, el desarrollar competencias, pero el problema no solo es ese, sino como hacerlo y no confundir las concepciones que tiene este termino, dado que exige del docente saber ubicarlas o situarlas en el contexto en que se trabaje, además de tener claro que la cuestión de desarrollar competencias, no es una cuestión sólo de desarrollar ciertas capacidades para atender determinados objetos socio-profesionales, sino que al hacerlo, se está, al mismo tiempo, optando por la construcción de la persona del maestro, del estudiante y, en cierta forma, del mundo.
De ahí que las concepciones sobre el aprendizaje estén siempre a la vista de todo actor educativo, de todo el mundo, puesto que en todo momento, al aprender, el ser humano se transforma, si no fuera así, la evolución y la civilización no se explicarían.